miércoles, 27 de octubre de 2010

VALLADOLID (2º viaje final)

Con un poco de retraso a causa de problemas técnicos de mi ordenador, aquí por fin os dejo el final del viaje.

Hoy, sería el último día que pasaría en esta bella ciudad ya que de madrugada saldría con rumbo a Sevilla, pero teníamos toda una mañana y tarde libre para continuar con las últimas visitas que serían a las poblaciones de Tudela del Duero-Portillo-Iscar-Olmedo.

Nuestra primera parada sería en la población de Tudela del Duero conocida como "la alegre lágrima del Duero" por su incomparable vegetación.
Y la primera visita la efectuamos a la Ermita del Humilladero de la Quinta Angustia construida a finales del siglo XVI de estilo gótico.
También muy cerquita de esta población esta Fuente de la Vega que es una mansión romana enorme sin terminar de excavar.





Y el viaje seguía hasta la población de Portillo situada en lo alto de un cerro desde donde se puede contemplar toda la comarca. Aquí pudimos degustar los bollos y las ciegas; los primeros son una especie de mantecado con un delicioso sabor a canela y las ciegas que saben a anís.
Tras este estupendo desayuno nos dirigimos a visitar el castillo de origen remoto ya que se menciona en las incursiones árabes por Castilla en el siglo X. A lo largo de su historia ha pasado por muy diferentes dueños hasta el siglo XIX en que será propiedad de la familia Pimentel.





A continuación de nuevo a la carretera hasta llegar a Olmedo en donde en primer lugar almorzamos para después visitar esta población.
Debe su nombre a la gran cantidad de olmos que existen en sus alrededores.




La vuelta a Valladolid se hizo un poco cansada y tras cenar en casa de Pilar y para hacer tiempo antes de que saliera mi autobús nos fuimos de copas por Valladolid.
La anécdota de este último día fue para no parar de reír. Mis amigas me llevaron a un pub a tomar una copa, me dijeron que estaba muy bien, tranquilo y con buena música y hasta allí nos encaminamos con un frío horroroso.
Cuando llegamos a este pub tal como entramos nos salimos, ellas llevaban algún tiempo sin ir y ahora lo habían convertido en un pub de "chicas de buen ver" y no lo sabían.
No pude de parar de reír en toda la noche y cada vez que hablamos por teléfono les recuerdo donde me quisieron meter.
El viaje tocó a su fin y a la mañana siguiente entraba por Sevilla.