POR TIERRAS DE FARAONES (cont. 4)

A las seis de la mañana del día 22 ya estábamos todos los que nos habíamos apuntado a la excursión (incluida yo, como siempre) a las puertas del hotel esperando el autobús que nos llevaría en primer lugar hacia Dendera.
Durante el camino de ida todos íbamos despiertos, pero ni os cuento a la vuelta, que se hizo interminable, llegando al anochecer, se oían hasta los ronquidos de algunos, fue una verdadera paliza, ya que la noche anterior estuvimos hasta tarde viendo un espectáculo de luz y sonido en el Templo de Luxor, pero esta excursión mereció la pena hacerla.






Dendera está situada aproximadamente a unos 70 km de Luxor y allí pudimos visitar el templo de la diosa Hathor que es igualito al de Horus en Edfu y también se encuentra orientado hacia el Nilo.
Consta de dos salas hipóstilas y el santuario; este templo no tiene patio y está rodeado de una muralla. En su parte posterior hay un mural que muestra a Cleopatra con su hijo Cesarion. También conserva el Mamnisis o lugar de nacimiento de los dioses. También existen catacumbas y tumbas de animales, predominando la de los pájaros, perros y vacas.
Es uno de los mejores templos conservados de Egipto.









De una de sus salas procede el "zodiaco" que se expone en el Museo del Louvre en París.

Y desde allí y cruzando gran parte de desierto del Sinaí, llegamos a la población de Hurghada, población que en la actualidad es el mayor centro turístico para todo aquél que le guste el mar y el buceo.












Cuando llegamos ya nos estaban esperando dos pequeños barcos de pescadores (los de la foto) para cruzar por el Mar Rojo; mar que según el Antiguo Testamento fue el que cruzó Moises con su pueblo después de que el Faraón de Egipto les dejara marchar, para llevarnos hasta una pequeña isla en donde pasaríamos parte del día y como ya dije la comida sería arroz en blanco y pescado hecho en brasas.
Nos volvimos como niños en esa playa y si te metías aproximadamente hasta la cintura en el agua y te agachabas, encontrabas entre sus arenas corales; todos empezamos a cogerlos pero la guía nos indicó que cuando llegáramos de nuevo al pequeño embarcadero de vuelta nos las requisarían, solo nos dejaban llevar dos trocitos por persona; aún conservo los dos que me traje.

También dimos un paseo cuando volvimos al puerto en otro barquito con el fondo de cristal, en donde pudimos ver las maravillas que la naturaleza guarda en su fondo.
Llegamos bastantes consados pero muy morenitos y contentos.



El día 23 y tras el desayuno nos trasladamos desde Luxor a su aeropuerto para viajar hasta El Cairo, en donde ya pasaríamos los ultimos días de este viaje, y tal como llegamos nos dirigimos al Hotel Ramses Hilton en donde nos alojaríamos.
Este día también lo tuvimos libre, por lo que optamos por la mañana pasarlo en plan relax en la piscina y por la tarde salimos a dar una vuelta por los bazares.
Lo que más nos llamó la atención fue su tráfico, es alucinante, de miedo, ningún coche para en los semáforos y si quieres cruzar la calle los tienes que ir sorteando, eso si, si te ven que estas cruzando, frenan.



La única visita que realizamos esa tarde fue al Museo del Papiro; yo me enamoré de uno y terminé comprándolo. Es bastante grande, coge casi una pared del salón de mi casa y representa un barco. Está enmarcado entre dos cristales y todo a su alrededor es una caña, para que no se estropee.


Siento la mala calidad de la imagen pero es que la he tenido que sacar con el movil.



Y mañana, por fin, visitaríamos las pirámides