lunes, 18 de junio de 2012

TENIA QUE SER HOY

Tenía que ser hoy cuando abriera las puertas de mi casa, tenía que ser hoy el día en el que cumpliera 85 años, tenía que ser hoy porque se la debía.

 En la pasada Semana Santa le dio a mi padre un ictus cerebral y estuvo ingresado durante unos días en cuidados intensivos, pero se recuperó bastante bien. No había pasado ni un mes cuando le repitió y esta vez al darle se cayó y se rompió la cadera. Tras como llamamos a los servicios de urgencia lo inmovilizaron y se lo llevaron para el hospital a la espera de poder operarle la cadera.

 Fueron muchos días el estar acompañándolo en el hospital, a mi, al estar parada siempre me tocaba el turno de mañana hasta que llegase el que le tocaba hacer turno de tarde/noche. A él se le veía bien, se comía todo lo que le ponían y compartía la habitación con un vecino del barrio, todo parecía normal.

 El día 22 de abril recibía en mi teléfono móvil un mensaje de uno de mis hermanos que estaba en el hospital con él y decía: "No me llaméis, papa ha empeorado mucho en la última hora. Avisa a los demás" eran las 19,12 horas.

 No se como pude llegar al hospital, no encontraba ningún taxi y el autobús no venía por lo que opte por ir casi corriendo hasta el hospital. Cuando llegué ya me temí lo peor al ver a mis hermanos en la puerta de la habitación, mi padre había fallecido, por lo visto y lo que me comentaron es que le dió de nuevo el ictus pero más fuerte y los médicos no pudieron hacer nada más por él.

Ahora ya descansa junto a su mujer en un remanso de paz en la Aldea del Rocío y desde allí se asomarán los dos para contemplar a su Virgen Macarena desde primera fila en el cancel.
Y ahora,  al mirar al cielo en la noche  he descubierto dos estrellas  frente a mi ventana y ya sé que no están solos.